Es de sobra conocido que el nombre de las cosas es fundamental. A través del lenguaje se forma nuestro conocimiento del mundo, se organiza nuestros pensamientos y es la base de la comunicación y en entendimiento entre los seres humanos y entre la mayoría de los seres vivos, cada cual con su propia forma de codificación, por supuesto. Con la codificación y clasificación de la cosas de los nombres se simplifican los procesos psicológicos de procesamiento, almacenamiento y recuperación. Y esto, amigos y amigas, las grandes marcas lo saben de sobra. Es importante conocer este hecho a la hora de poner un nombre a nuestro negocio o a nuestro producto, pues en ello empieza el éxito. Una marca difícil de asociar o de recordar pronto desaparece de la mente de nuestro público. Reconozco que son demasiadas las pequeñas empresas que se dejan llevar por un alarde narcisista de inspiración creativa y una estrategia poco o nada planificada. La mayoría de las pequeñas empresas que veo a mi alrededor utilizan nombres propios para definir su empresa. ¡Gran error! Si yo denomino a mi empresa "Pepi", porque era el nombre de mi madre, pues automáticamente todo el mundo sabe que a lo que me dedico es a la venta de repuestos para vehículos...¡claro que no! De ahí que siempre nos veamos obligados a añadir el sector al que se dedica: Repuestos "Pepi". Con esto alargamos el nombre y quitamos simplicidad, uno de los pilares básico que favorecen la memorización. Está claro que si tu empresa está ubicada en una localidad, todo el mundo sabe a lo que te dedicas porque alguna vez se habrá acercado a tu establecimiento y habrá deducido lo que vendes, pero por el nombre no. El nombre de las cosas es casi lo más importante, porque es lo que nos define, caracteriza y diferencia de los demás. Es nuestra identidad. El ser humano es perezoso por naturaleza. Siempre intenta ahorrar recursos o esfuerzos, y el nombre es un atajo con el que le estamos dando mucha información inicial. Y ahora tenemos que pensar que nuestro mercado es el mundo, no mi barrio. Os voy a dar unos sencillos consejos para ayudaros a elegir el nombre de vuestra empresa, y si ya lo tenéis, a que os planteéis la posibilidad de cambiarlo o a comprar si habéis acertado.
- El nombre siempre tiene que evocar la actividad y la estrategia de la empresa. Definamos cuál es nuestra actividad y que imagen queremos dar: si somos una empresa moderna, si estamos basados en la calidad, si lo nuestro es el precio, si pertenecemos a una familia con una extensa tradición. Y sobre todo, hay que tener claro cuál es nuestro público objetivo, ya que no podemos utilizar el mismo lenguaje para todo el mundo. Si desarrollamos un plan estratégico antes, facilita mucho las cosas.
- Tu nombre tiene que dar la información tan clara y sencilla que facilite el recuerdo, y por tanto la recuperación en la mente de los clientes. Los nombres de éxito son muy fáciles de pronunciar y de entender. Ello hará que a la hora de buscar información, le sea más fácil encontrarte en Internet, en directorios, en guías...
- Cuidado con los nombres que puedan ser políticamente incorrectos en otras culturas o que puedan ir en contra de los intereses de algún colectivo social. Aún recuerdo el caso de Mitsubishi "Pajero"...algo difícil de recordar.
- Se creativo y busca un nombre original y no muy visto. Tiene que ser diferente, para evitar confusiones. Por la zona donde resido son demasiado numerosas las empresas que se denominan ..."La Mancha", "Cristo de...", "Lagunas...". No caigamos en el error. Imagínate para hacer una búsqueda por Internet la cantidad de entradas que pueden salir...
- El nombre ideal comunica una imagen positiva y atractiva, fuerte y con personalidad. Deja los términos negativos para otras cosas. Piensa que hasta las empresas funerarias utilizan nombre positivos, aunque a lo que se dediquen no sea precisamente la alegría de la huerta. Los seres humanos sentimos atracción hacia lo positivo, hacia lo exclusivo, hacia lo lujoso, a todas aquellas cosas que nos hagan sentir diferentes y especiales.
- Antes de decantarnos por el nombre que hemos elegido, comprueba que ninguna otra empresa se llama así. Si piensas tener una página web, lo ideal sería que el dominio coincidiera con el nombre. Esto puedes comprobarlo en cualquier página de registro de dominios. Si es así, busca otro nombre hasta que encuentres uno exclusivo. Piensa lo mucho que facilitará las búsquedas en Internet de tus clientes. Cuanto más les facilites el trabajo, mucho mejor.
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